Buenos Aires, 2002


Antes de empezar a leer los invito a poner play (no sé cuánto dura en ese reproductor; parece que no se escuchará la canción entera, pero no importa. Sirve para ponerlos en el mood indicado, así sean 30 segundos nomás. Si en el formato de suscripción por mail no se ve, clickeá acá). 



Estas fotos las tomé en octubre del 2002 con mi bonita reflex analógica, mi primera cámara propia. Son fotos de rollo, en papel, escaneadas. Ese fue, además, mi primer viaje a Buenos Aires. Sí, increíble. Tuve que esperar 22 años para conocer la capital. No sé bien por qué pero nunca había surgido el interés o necesidad. Con mis padres había viajado por el resto del país y más allá de la cordillera varias veces pero nunca hacia Buenos Aires. Me cuesta creerlo, ahora que es prácticamente al unico destino que viajo, mínimo una vez al año. Todavía recuerdo mi cara, mezcla de azorada y maravillada, en ese viaje en taxi desde aeroparque al hotel. Fui con mi mamá - justo coincidía el día de la madre con dos ferias a las que queríamos asistir, una de turismo; la otra sobre The Beatles - en avión, también por primera vez. Un viaje de muchos debuts fue ese... El taxi entró por Avenida del Libertador y yo no podía creer la belleza de esos edificios. Mi mandíbula por el piso. Fascinada, mirando por la ventanilla, como buena pajuerana. No podía creer que ESO era Buenos Aires. Siempre me la habían 'vendido' como un lugar horrible, caótico, que estresaba hasta al más relajado, que no valía la pena. Mala prensa que le han hecho algunos (es cierto; es muy caótica pero eso no tiene por qué ser siempre negativo). Qué bueno que no me dejé llevar por esas opiniones ajenas y me animé a ir y juzgar con mis propios ojos. 

Hace poco encontré estas dos fotos en un álbum en donde guardo ampliaciones. La primera, a simple vista, tiene un aire a Europa tremendo, ¿no? Pero es en pleno centro de la ciudad, calle Tres Sargentos entre Av Córdoba y Paraguay. Y la otra es a la vuelta de Plaza San Martín. Dos lugares que en ese momento encontré de pura casualidad y me llamaron la atención. Quisiera volver a verlos, repetir las fotos, comparar.

Estaba convencida de que el resto de las fotos eran igual de atractivas y meláncolicas. O al menos que habría alguna otra para escanear y agregar a este post. Pero no. Busqué y rebusqué en los dos álbumes y resulta que las únicas que se salvan son estas dos. Las demás están fuera de foco, subexpuestas, sobreexpuestas, mal encuadradas, movidas, etc. Claramente aún -después de tres años de tenerla- no dominaba las prestaciones de mi Canon EOS500 (que ya no tengo; la vendí en 2006 para comprarme mi primera cámara digital). Apuesto que hoy, 20 años después, tampoco sabría como sacarle buen partido. Pero me estoy yendo de tema. Este post era sobre Buenos Aires y mis primeras impresiones. No hace falta que aclare que fueron altamente positivas. Mi enamoramiento con ella nunca venció. Fue mutando, junto con mis intereses y necesidades. Ya conozco bien en qué zonas de la ciudad me voy a sentir más gusto y cuáles mejor evitar. Casi diez años después de ese viaje iniciático pasé un mes entero viviendo allí (agosto 2012, cuántos recuerdos), en una pieza alquilada en un departamento de una señora viuda, en el centro neurálgico de Recoleta. JA. ¿Quién te ha visto y quién te ve? 

Buenos Aires siempre me está llamando. He ido a seminarios y cursos, de paseos varios, a festejar mis cumpleaños, a recitales variados (por ejemplo, ¡en Noviembre a ver a Keane!), a reencontrarme con amigas o conocer nuevas, a visitar librerías y cafés (de una listita que nunca se termina), a ferias y muestras. Hace años que me alojo en el mismo hotel y ya casi no necesito plano para andar por Buenos Aires. Cada vez que bajo a tomar el subte me agarra una especie de excitement (salvo, claro, que sea hora pico y ahí me agarra pánico); adoro viajar en subte, especialmente porque no tengo que adivinar dónde debo bajar y viajo más tranquila. La línea A es mi preferida porque es la más antigua y aún conserva muchos detalles de la época en que fue construida, a pesar de que los vagones de madera ya no están más y los extraño. Es un doble viaje: uno, a alta velocidad; el otro, en el tiempo. Además, tomarlo en Avenida de Mayo - otra de mis cosas preferidas de Buenos Aires- es como entrar en una TARDIS.

Me encanta recorrer Avenida Corrientes, entrando en todas las librerías, a curiosear y, en el mejor de los casos, comprar libros y luego sentarme en algún café a hojearlos, escribirles la fecha y el lugar de compra. También me gusta ponerme en modo flâneuse y perderme por las calles y avenidas del centro, quedarme con tortícolis de tanto mirar para arriba sacando fotos a los detalles arquitectónicos, que son increíbles. 

Ya no recuerdo bien si fui yo quien convenció a mi mamá o ella a mí para hacer -por fin- ese primer viaje a Buenos Aires pero agradezco infinitamente a la FIT 2002 y a esa emocionante The Beatles Exhibition (ambas en la Rural de Palermo en un mismo fin de seman) por habernos provocado las ganas de ir. Como dice la frase hecha: "fue un viaje de ida". 

¿Ustedes han tenido experiencias similares con alguna ciudad? ¡Me encantaría que me cuenten!
Si no podés comentar o preferís la privacidad, podés escribirme un mail. 

Gracias por leerme.
Que tengan una gran semana.

PD: ¿les interesaría ver más fotos de ese viaje aunque sean un poco impresentables? Nunca las compartí en ningún lugar virtual; ¡son de la era predigital! ¡pre redes sociales! ¡ni blog tenía! (me había cortado el pelo bien cortito meses antes; <irony> no se imaginan los *lindo* que lo tenía con la humedad porteña </irony>).




Comentarios

  1. Tengo un amor - odio con Buenos Aires. Me gusta ir a pasear, tiene de todo para hacer, visitar y comprar; tiene a mi hermana, también. Pero es un lugar en el que nunca puedo sentirme "en casa", pese a estar a 50 km de mi ciudad. Y a veces me desquician su gente y su ritmo, y su pretensión. Hace rato que estoy diciendo que, en algún momento, me voy a ir "de vacaciones a Buenos Aires": a quedarme una semana allá y recorrerla cual turista. Veremos cuándo encuentro el tiempo.

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  2. Amo profundamente BsAs!, soy de Uruguay del interior de mi pais y recuerdo claramente mi primera vez allí, tenía 16 años y viajaba con el grupo de coro del colegio y me enamoré de esa ciudad ruidosa, eléctrica, llena de actividades culturales, plazas con árboles inmensos, librerías por doquier y el siempre presente aroma a café y pizza. Años después regresé, ya con mi pareja que no la conocía y quedó tan enamorado del lugar como yo, desde entonces vamos siempre que podemos, a festejar aniversarios, logros de vida, a sacarnos el estrés (si, aunque suene loco!) ver obras de teatro, divertirnos o porque simplemente la extrañamos. Vamos también al mismo hotel que a esta altura nos tratan como de la familia y mi lugar más querido de la ciudad es el cementerio de Recoleta y la plaza Francia los fines de semana con su multitud de puestos de artesanías. Te puedo asegurar que Bs As es mi lugar en el mundo ��

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  3. Me había perdido varias de tus entradas. Y cuánta nostalgia transmiten! Pero de la linda de esa que nos hace poner los pies sobre la tierra por un ratito...y valorar todo lo vivido! <3
    sigo repitiendo como lorito que adoro tu manera de escribir. Gracias por compartirlo!

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Gracias por leer y comentar