Voyage voyage: sugerencias en Buenos Aires I

1. Una de las primeras cosas que hice una vez instalada en el hotel fue salir a buscar una sucursal de Disco para comprar las mermeladas Bonne Maman. Y gracias a que muchas lectoras me dejaron comentarios con el datito, esa misma mañana me hice de dos frascos, uno de mermelada y otro de jelly. No me importó andar cargando un kilo en una bolsa durante todo el paseo. Yo estaba chocha. 

2. Muma's Cupcakes 

De pura casualidad, caminando por calle Uruguay, me topé con un localcito precioso que resultó ser de Muma's Cupcakes. Habían abierto hacía cinco días y aún estaban en plan de acondicionamiento, pero las chicas atendían con mucha simpatía y todo es muy tentador. Ese día sólo compré unos macarons to go, pero al día siguiente tuve que volver a la zona y me tomé una lágrima EXQUISITA. Ahí me puse a conversar con el dueño quien me contó que recien habían inaugurado y les faltaba bastante por agregar (carteles, gráficas, muebles, wifi, etc). Sí, no llegué a probar los cupcakes. Quedan para la próxima visita!

3. Smeterling

Mi raid delictivo goloso siguió su camino y la siguiente parada fue Smeterling, una patisserie  trés chic. Mi misión original era almorzar allí pero claro, es pastelería y y precisaba algo tipo ensalada o sandwich. Igual, ¿cómo entrar allí y no llevarme nada? ¿cómo soportar que toda la pastelería del local me fuera descripta con lujo de detalles por su amable dueña e irme sin probarla? Difícil. De todo lo que había ahí (mil delicias) lo único transportable eran los macarons. Venga, uno de cada sabor. Y un whoppie! Que sorry, no llegó ni para la foto. Lo tuve que sacrificar ni bien volví al hotel ya que la cremita del relleno estaba pidiendo pista.

mi botín, ya en casa

4. I love Café

Este fue mi destino final, donde pude almorzar un sandwich riquísimo (rúcula, tomate, pollo, queso y pan casero untado con... algo naranja. ¿puré de calabaza? ¿queso cheddar crema? Quién sabe). El lugar es chiquito, tiene apenas unas seis mesas más una afuera. Es todo rojo apasionado, con mucha onda, y la música muy ad hoc. Con wifi y aire acondicionado (ese día se necesitaba, hizo como 27°). Precios: recoletos. Les falta pulir algunos detalles, como ser: no hay carta. Hay que señalar lo que uno quiere y preguntar precios, o leer la pizarra. La atención: en el horario que yo fui había un chico joven, medio corto para explicar y hacerse entender. Como que recién empezaba y no daba abasto con las mesas y los pedidos. Habrá que tenerle paciencia. Como no me daba el tiempo para un café (¿tiempo? ¿quién me corría?) me compré un alfajor de maicena con forma de corazón y dejé I love Café.

5. Santos Sabores

El fin de recorrido lo encontré en Santos Sabores, donde me tomé el cafecito post-almuerzo y me reorganicé después de cuatro horas de caminata incesante y acumulación de bolsas. Mesas amplias y cómodas, ambiente agradable, buena atención, wifi. 

Después de mi lágrima y muffin de manzana, cargué todos mis petates de nuevo y taxi mediante me volví al hotel con un agotamiento de padre y señor mío. Recuerdo, hacía 27° y durante la noche en colectivo yo no había pegado un ojo. O sea.

Más fotos del periplo, en el album de Picasa.

Mañana llega la segunda parte de las recomendaciones porteñas.

No se la pierdan!