Share the look: Lulu Olazábal

Lograr que Lulu me mandara la información para armar este post fue un trabajo titánico. Pero no porque ella no quisiera (bueno, al principio no estaba muy convencida) sino porque la digitalidad no está de su lado. La conexión se le corta constantemente y su PC cada tanto se tilda. A pesar de toda esta adversidad, Lulu sigue firme, a diario, en su vida virtual y ayer, por fin, los planetas se alinearon como patitos y pudo enviarme el texto pedido. ¡Albricias! Su estilo me gusta mucho y es bien particular, por eso la invité a sumarse a la sección Share the look.

Como se esmeró mucho, el texto va sin edición. Desde La Cumbre, Córdoba (pero nacida en Olivos, Bs As), las invito a conocer a mi amiga Lucía Olazábal, de eralamaga, quien también, desde el año pasado ¡es mi amiguita por carta analógica!

"Hablar de cómo me visto, lo que me pongo y qué cosas prefiero, inmediatamente lleva a hablar de mi amiga Paula Gug y una de las mejores ferias permanentes de ropa nueva, usada y reciclada que conozco. Arroparte, bautizada por mi, ¡obvio! Porque prácticamente todo lo que uso proviene de ahí. Una de las cosas que más me seducen de su feria es la capacidad de tener ropa de mil diversos estilos en un solo lugar, lo cual a mí, que soy tan cambiante, me viene bárbaro. 

Como soy clienta estable, y Paula tiene la cualidad de conocernos perfectamente a todas, generalemente ya ni voy, sino que cada vez que encuentra algo que sabe me va a gustar, me lo manda ¡y listo! Ella sabe que me gusta la ropa cómoda ante todo. ¡Pero que quede linda también! Como vivo en un pueblo, y casi en el campo, las necesidades y exigencias del vestuario son muy distintas que las de una ciudad. Digamos que acá donde vivo hay un estilo bastante particular en el vestir, al que yo adherí facilmente.

Generalmente ando superponiendo saquitos arriba de vestidos arriba de pantalones. Desde que hago yoga, me rompo la cabeza para poder salir con las calzas y algo arriba que sea fácil de sacar/poner y que quede presentable para andar por el pueblo después de la clase. Uso mucho violeta y turquesa y la combinación de ambos. Hace un tiempo, y después de haberlo odiado durante años, que le doy duro y parejo al colorado, pero no un rojo chillón estridente, sino algo más bien acoralado, o aladrillado o atomatado..... ¡como más guste! 

Los jeans me encantan pero me molestan terriblemente. Admitamos, no son una prenda cómoda. Por lo menos para mí, que no puedo quedarme quieta en la silla y me ando retorciendo cada cinco minutos. O si me sobran unos cms de largo y me los piso con los talones, ¡mal humor todo el día! (pensar en acortarlos también me da mal humor...), si me quedan bien de piernas, me apretan la panza, ¡o viceversa!

Pero la verdad, la verdad, es que paso por etapas. Capaz me engancho con un jean determinado y lo puedo usar sin parar por un mes (lo lavo, ¡eso sí!) con distintas combinaciones, y después ¡no lo quiero ver más por seis meses!

En los pies no tengo muchas alternativas porque sufro horrores si me salgo de los crocs, o algo a lo que le pueda poner plantillas. Chatitas, sandalias, alpargatas, tacos.... ¡no son para mí! Ya lo asumí. Igualmente, no soy para nada fan de los zapatos. No entiendo a la mayoría de las mujeres que babean en las vidrieras viendo calzados que a mí no me mueven un pelo, más bien todo lo contrario. Así que, en invierno, borcegos o zapatillas, y el resto del año crocs o el único par de havaianas coloradas que le robé a mi hija y que no me hacen doler los pies."

¡GRACIAS, LULU! ¡Lo logramos!