Buenos Aires II: de avenida y cafés históricos, y una librería

La Avenida de Mayo es, tal vez, uno de mis lugares favoritos de Buenos Aires, de principio a fin. En realidad toda esa zona antigua e histórica me encanta. Prefiero mil veces pasar horas caminando por ahí que hacer cola para tomar un café caro en Palermo (¡en este viaje no pisé Palermo ni una vez!). La casualidad quiso que las últimas veces que la recorrí lo hice en días nublados y fríos. Antes el paseo se combinaba con la experiencia de andar en el subte de la línea A, la de trenes antiguos de madera pero, tristemente, fueron jubilados de sus funciones y reemplazados por unos modernos. Al menos nos quedan las estaciones de principio de siglo XX para visitar. La tarde en que paseé por la avenida yo venía desde Once en subte. Me bajé dos estaciones antes para caminar varias cuadras, sacarle fotos a los edificios antiguos y, como suele pasarme cuando abandono el subte, me desoriento y termino yendo en el sentido opuesto. En este caso me sirvió porque de otra forma no me habría cruzado con el Palacio Barolo y verlo siempre es un enorme placer. 


Seguí mi camino, sacando fotos de detalles al paso hasta que llegué, por fin, al gran Tortoni para mi merienda. En ese momento –pleno Mundial de fútbol- estaba jugando Brasil con no recuerdo quién, y el salón principal del café estaba casi desierto (en otras visitas he tenido que esperar mesa!). Curiosamente, yo no era la única a la que el fútbol le importaba poco. Al lado mío se sentó Juan José Campanella, con su iPad, ajeno también a la pantalla gigante con el partido, allá al fondo. Yo tomé mi té con medialunas, en una mesa llena de platitos y jarritos, mientras varias señoras se turnaban para pedirle autógrafos. El, un caballero, accedió amablemente.


El Tortoni, ya ni falta hace que lo diga, es otro de mis cafés favoritos. Es una belleza arquitectónica, una joya histórica, adonde iría mínimo una vez por semana si me quedara más cerca. Cuando salí, la lluvia ya se presentía y el viento frío molestaba bastante para caminar. Antes de llegar a Perú y seguir hacia Florida, entré en una librería de usados y antigüedades en un caserón hermoso. “Librería La Calesita” se anuncia discretamente en la vereda con un cartel que invita a subir unos escalones y entrar en lo que sería una habitación de la casa, a la izquierda de la escalera de entrada. De fiaca no le saqué ni una foto y después me arrepentí porque es un rincón muy lindo. Molduras, una arcada, piso de madera, juguetes antiguos, libros. Otro lugar que ni te imaginás existe en Buenos Aires. Afortunadamente hay un video breve sobre la librería, donde sus dueños cuentan sobre ella.



Cuando llegué a la esquina donde la avenida se encuentra con Perú me llevé una tremenda desilusión al descubrir que el café London City, también notable, histórico y hermoso, fue cerrado –¡en agosto de 2013!- y ahora luce un frente completamente tapiado, vaya uno a saber con qué incierto futuro. Nunca llegué a conocerlo por dentro, una pena.



Comentarios

  1. gracias por recordarme no olvidar ver mi querido Buenos Aires con ojos de turista!

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  2. me encantaron las fotos que ya las habia visto en Flickr claro jajaja!
    pero tambien me encantan tus relatos! gracias por el paseo!

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  3. liiiiiindo paseo. me hace acordar mis épocas perfileanas :)

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  4. A mi también me dio mucha pena que sacaran los vagones de madera del A... eran una joyita!! recuerdo que cuando trabajaba en turismo, teniamos un programa que incluia para los turistas un viaje en el subte A (con claras indicaciones a los guias que esperaran si o si al coche antiguo) y un stop en el tortoni para tomar un cafecito... tengo pendiente hacer la visita al Palacio Barolo. un beso!

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  5. a mi tambien me gustó mucho el tortoni, es cierto, hay que ir mas seguido a esos lugares, respirar un poco esa atmósfera de cultura, tango , de ciudad , hace bien, al menos a mi, me encanta.
    Veo que tenías apuntes en inglés, practicás o lo estudias, pura curiosidad? besos!

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  6. Magia pura esa avenida.
    Soy de la provincia y recuerdo haberme bajado del subte en Plaza de mayo y buscar el Congreso una y otra vez dando vueltas sobre mí misma ... y cuando tomé coraje para preguntar dónde estaba amablemente me indicaron que caminara por la avenida, que lo iba a ver unas cuantas cuadras más adelante. Claro, si es una mole! Ese fue mi primer paseo ahí.

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