Paris parte II: empieza lindo... termina feo

Una de mis misiones en Paris era conocer Montmartre y algunas de las locaciones donde se filmó mi amada película Amélie. El viernes al mediodía salimos rumbo a esos lugares, previa parada por el Boulevard de Clichy, donde me encontré con ¡el Moulin Rouge y Le chat noir!





¡era otoño!

esas estructuras de hierro en estilo Art Nouveau me volvían loca


¿nos mudamos ahí?



Después de subir por la Rue Lepic, por fin, cumplí mi sueño y ¡conocí el Cafe des 2 moulins! wiiiiii. No podía creer que estaba ahí...











Amélie ya no estaba, pero su espíritu vive allí, con cada fan que visita y saca foto embobado, como yo. Me pasó algo tragicómico, que me estropeó el recuerdo del café para siempre pero no deja de ser anecdótico. En el baño (en la salita anterior) hay una especie de mini museo con objetos relacionados a la película. Cuando fui a curiosear y de paso usar el baño (que es unisex, uno para todos) me topé con un vagabundo harapiento y sucio ¡LAVÁNDOSE LOS PIES EN LA PILETA! Como si fuera su casa, se enjabonaba las patas y se enjuagaba ahí. Fue tal la sorpresa (y el olor) que salí despedida del baño y le hice señas al mozo detrás de la barra. El flaco fue a reclamarle pero el viejo murmuró algún insulto inentendible en francés y siguió su tarea como si nada. Lo cual me inhibió un poco a la hora de pillar tranquila. ¡Ni siquiera pude lavarme las manos! (menos mal que anduve todo el viaje con un paquetito de handy wipes de Boots en mi mochila). A pesar de ese incidente, yo me hubiera quedado mínimo un par de horas ahí, tomando un cafe crème tras otro pero había que seguir la ruta. 


au revoir deux moulins...






trepar la colina donde está Montmartre con la nariz tapada y moqueando no fue fácil eh...


le passe-muraille (el atraviesa-muros)
acá pueden leer algo más sobre esta curiosidad y ver dónde está ubicada via google maps





les toits de Paris...

espiando Sacre Coeur, con viento y frío
(esa no es ninguna de nosotras)




place du tertre

una vueltita más y llegamos al frente...
  
¡y por fin, Sacre Coeur!
puaaaaah, pavada de vista eh...

¡el carrousel de Amélie!

monsieur Collignon c'est un cochon!
¡La despensa donde trabaja el tierno Lucien! ¡Del Monsieur Collignon cebollon! Ah, qué emoción... Obviamente entré a curiosear, había merchandising de la película también, y en la vidriera del costado izquierdo han hecho un collage con recortes de diarios de cuando se estaba filmando, con imágenes de backstage. ¡Muy lindo! 







Dimos algunas vueltas más por ahí, compré una cajita de música y ya nos volvimos al departamento porque hacía frío y había cansancio. Cenamos, charlamos, armé futuros recorridos para visitar más cosas. Y acá es donde la cosa se complica. The plot thickens, como dicen en inglés. Alrededor de las 11 de la noche hora local, se me dio por mirar el celular (que tenía en silencio) y encontré mensajes de mis padres preguntando sobre el atentado, si habíamos oído explosiones, preocupados (aunque ambos sabían que hacía rato estábamos de vuelta en el depto). Nosotras estábamos totalmente ajenas a todo, a punto de irnos a dormir. A salvo. Tanto que no escuchamos ni una sirena, nada. El barrio estaba normal como todos los días. Desde Argentina y otras partes del mundo me llegaban mensajes por todas las redes sociales, de amigos, conocidos y aún de desconocidos, que sabían que estaba en Paris y se preocuparon, lo cual me dio un confort que no sabía que necesitaba en ese momento. En Francia no hay canales de noticias 24hs tipo TN o Crónica de esos que transmiten sin descanso. Allá la informacion era cauta, tranquila, lo mínimo indispensable. No sabíamos bien qué iba a pasar, si seguirían los ataques o no. Yo, ante la barrera idiomatica, me puse a leer BBC news en mi celular, era lo único que tenía disponible. Tal vez un poco por falta de experiencia o por inconciencia no llegué a paniquear. Era más que nada incertidumbre, de no saber si podría tomar mi vuelo de retorno el miércoles siguiente, si iba a poder volver a pasear por la ciudad. El miedo era por las medidas de seguridad, no por futuros atentados. Mi amiga estaba bastante angustiada, pues sus amigos solian ir a una de las zonas atacadas y su hijo andaba de viaje por España con el papá. De a poco nos fuimos comunicando, todos a salvo. 

la vista desde el departamento: las luces de la tour Eiffel apagadas, en señal de duelo

Esa noche dormí, de alguna forma, y el día siguiente, sábado 14, no nos movimos del departamento. Habían declarado toque de queda y 4 días de duelo nacional, los negocios estaban todos cerrados, a los lugares de aglomeración turística les habían pedido cerrar sus puertas, recomendaban no salir a las calles. Miramos un serie, una película, las horas no pasaban más. Mis padres estaban más preocupados que yo porque acá la tv no paraba de mostrar imágenes y alarmar más de lo necesario. Allá lo único que yo sentía era encierro e incertidumbre. Me armé de paciencia como pude y esperé a ver cómo se iban acomodando las cosas. Mi listita de lugares a visitar se vio dramáticamente reducida y adaptada a las circunstancias trágicas. Yo hubiese ido igual a Canal St Martin, incluso a los lugares donde habían sucedido los ataques, a presenciar los tributos, era un dia histórico, pero amiga me pidió que no, por mi seguridad y su propia tranquilidad. Era una situación tan extraña... mi visita a Paris, de golpe, se había transformado en un hito en la historia y no por las razones más lindas. Yo estaba allí pero no podía "participar". Mi lado documentador me pedía ir a ver, sacar fotos, ser parte, pero la realidad me indicaba que era mejor quedarse guardada. 

Es la primera vez que pongo por escrito lo que pasó y sentí esos días. Me está costando más de lo que esperaba. Fue tan repentino y triste todo que no me había sentado a procesar las ideas y observaciones... 

Amanecimos el domingo, con sol. Ya no se sentía tanto ese peligro inminente de posibles nuevos ataques y nos animamos a salir a la calle, a recorrer Champs Elysees y luego L'Opera. Una de las visitas programadas pre-atentado era el Marché de Noël. Me quedé con las ganas pues, naturalmente, fue suspendido o pospuesto. El panorama por esa zona era, como mínimo, triste. Champs Elysées, que suele ser un mar de gente, estaba desierto. La mayoría de los negocios y tiendas de marcas de lujo con sus persianas bajas. Un día difícil. Y casi primaveral, hizo como 20º ese domingo.












 
los cascanueces que flanquean la entrada al Marché de Noël,
los puestos cerrados...

Afortunadamente Ladureé estaba abierto y pude comprar una cajita de macarons. ¡Había tantas cosas ricas! 








Luego de almorzar en La brioche doree, tomamos el metro hacia L'Opera a conocer la Opera de Paris (de lejos), el Cafe de la Paix (sin mesas en la vereda), Galeries Lafayette (totalmente cerradas). 







otra vez será, Lafayette...

policías por todos lados


los stormtroopers, esperando pacientes el estreno de Star Wars en la vidriera de Galeries Lafayette

"con motivo de los sucesos de ayer nuestro negocio
permanecerá cerrado el día de hoy"
un cartel que quedó del sábado (traducción mía)

entre tanta tristeza, una vista hermosa
Por esa zona entramos en un par de pasajes techados, tipo galerias, llena de negocitos encantadores (la mayoría cerrados), ¡hasta un hotel había allí dentro!





not creepy at all




Se hizo de noche enseguida y la sensación era extraña. Mi amiga me confesó que ya andaba con una mezcla de miedo y angustia (yo seguía en mi estado de inconciencia conciente de turista) y nos volvimos en metro a su barrio. Tomamos unos lattes navideños en Starbucks y dimos por terminado el domingo. 



Me quedan solo dos días en Paris para contarles. 
Los espero mañana por acá...



Comentarios

  1. Nooo, las galerías Lafayette :( :( :( qué pena!!

    Sobre lo que decías en el anterior post, todavía no conozco ninguna de las dos ciudades, pero creo que tengo el amor repartido, a veces siento más interés por Londres (como ahora) pero veo todos estos lugares de París y me vuelve el fanatismo... será cuestión de verlo en directo!

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